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VII

Yo sé que es una trampa
el orden
que acogota el cronómetro
y el calendario muele
huesos
sueños
y  paciencia
Sé que es cábala
no contar días
ni  meses
Pero
estoy tan tentada
tan tentada
de risa
y de decir
los años
los colores
y las cosas!

/AdrianaRaíces/

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Te vas
y te llevás los colores
me quedo hecha
pura tinta negra que chorrea
un charquito
una lágrima oscura
un borrón
las manos grises
los ojos grises
el cuerpo gris
y unas letras chuecas
que no escriben nada

/Adriana Raíces/

Los biógrafos mienten

 

 

 

Los biógrafos mienten.
Los poetas nunca mueren.

Nunca se murieron
Cardenal ni Vallejo,
ni Celaya.
De ningún modo
Pessoa o Baudelaire o Quevedo o Lope
han muerto.
Y menos que nadie,
Olga y Alejandra.
Como jamás se me morirán Mujica y Gelman.

No vale la pena encerrar a un poeta.
Sus versos lo levantarán por los aires
para llevárselo fuera del presidio.
Como le pasó a Miguel Hernández
(que se fue volando con los ojos abiertos).

De ninguna manera desaparecerán al poeta.
(Tengo una lista de Paco Urondo
a Haroldo Conti como prueba.
Y sé que de su no estar
futuro y memoria
se vengarán algún día.)

Es inútil cortarle las manos al poeta.
Porque escribirá con la voz
y los ojos y los dientes del pueblo.
(Como sigue escribiendo Víctor Jara
en cada pared de Chile).

Los biógrafos mienten.
Los poetas nunca mueren.

Ni el exilio, ni la censura,
ni la tortura, ni la tuberculosis,
ni el suicidio, ni las balas,
ni los generales, ni los psiquiatras,
ni las sobredosis, ni el tabaco,
ni la cárcel, ni la guerra…
Nada de nada
nada
mata al poeta.
Nada
nada.

../adriana raíces/..

Simplemente yo

 

Yo simplemente yo desdoblado en la escritura de mi yo

tan otro de tanto ser yo simplemente yo con mis yoes

pasados hartos en todo y digo yo ay yo miserable yo

aquel otro yo solitario que es tú tan tú que es yo en un

vértigo de reyo y más yo sinonímico en lo más hondo de

un adentro sin fondo y tanto tanto yoyo doloroso

tembloroso de dolor tanto tanto que me dolotodoyo para

ser simplemente yo.

/javier spinazzola/

 

Deleuze

Releo a Gilles Deleuze:

Un encuentro quizás sea lo mismo que un devenir. No es que un término devenga el otro, sino que cada uno encuentra el otro, un único devenir que no es para los dos, porque nada tiene que ver el uno con el otro sino que está entre los dos, que tiene su propia dirección.

Encontrársete para mirárteme                                   
y abrazar el camino,
la piedra,
la hierba,
la dirección
y desear como desean
los hombres que son hierba

Propongo depravarse. No ser significante ni significado.
Inventar el deseo en lugar de reclamar su falta.
Chocar de frente a 100 kilómetros por hora y repartir los huesos a los perros.

Gilles ya no podía respirar cuando saltó por la ventana Y fue su hierba y el caballo que la come.

Abrázame, hierba mía.

)Adriana Raíces(

Ya no

Ya no quiero llorar,
Alejandra,
ya no quiero escribir
como si te reescribiera.
Ya no quiero ser la niña
de labios cosidos
y con viento adentro.
Ya no he de ocultarme en el lenguaje.

Nunca más vivir
para mi muerte.

La jaula se ha vuelto pájaro.
Y no tengo miedo.

[Adriana Raíces]

«El poeta es el que se demora a escuchar el susurro de la realidad. Por eso es el de la senda perdida, que no va a ningún lado, o es el paseante de Benjamin, el que como no busca, encuentra. Porque el que busca, busca lo que ya sabe, entonces repite. El que se manda a pasear o en el medio de un bosque o en las cercanías de las cosas se deja encontrar.»

**

̴»El silencio es algo que está ahí expresando  lo que no escuchamos porque hablamos.»

//hUGO mUJICA//

De: Conversaciones con Cristian Warken, en Una belleza nueva. Santiago de Chile, junio 2006.

¿y ahora?

¿y ahora?                                                              
el salto
el pequeño gran salto existencial
el fondo del tarro
el aciago descubrirte
donde no sabías
y volverte rehén de tu deseo
¿has visto?
era inútil tomar precauciones
más tarde o más temprano
el susto del amor nos hiela
en este fuego

× adriana raíceS ×

Espantapájaros, 21

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.

)°(Oliverio Girondo)°(

se está buscando…

se está buscando en mi cuerpo
teme al horror de su deseo
“sé que hay algo más
porque te beso”, dice,
pero no entiende
no entiende
n a d a
entonces
dice que no puede
y que se muere de ganas
y de miedo

|AdrianA RaíceS|

Carmen Concordia