Escritores latinoamericanos


Me regaló una flor

Así, de la nada.

La puso entre el pan y los huevos y la leche

recién llegados del mercado.

Chiquita huérfana la flor.

Caída del jarrón del mundo.

Separada por rota

o por triste.

La paria del ramo.

Me la dio con tanto amor

que creí leerle un mensaje oculto

entre los pétalos.

Algo así como:

«No te caigas

No te mueras

No nos vayas»

Y me quedé.

<AdrianA rAÍCEs

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  matar a martillazos

  los animales de porcelana

  que se quiebran

  como mis huesos

  se quiebran

  mis manos

  mis pies

  y la suma de todas las pequeñas tragedias de mi vida

  trepándome los tobillos

  justo hoy

                                           -adriAna rAÍces-

Dentro de nuestro obligado silencio

la palabra

es diálogo de tristeza

en que un pájaro se ahoga

-adrianA Raíces-

Lo busqué al 3200 de la Calle Artigas; en el número 4 de la Rue Martel (donde una vecina me dejó entrar al patio y me señaló la ventana exacta de la foto con gato). Le dejé mensajes en Montparnasse cada vez que pude. Hice caminar a mis compañeros de viajes media París buscando calles, galerías, pasajes… Ellos me lo perdonan todo porque entienden mi fetichismo mejor que yo misma. Saqué decenas de fotos de las anillas de amarre en las márgenes del Sena sólo porque él se tomó una foto ahí. También me hice tomar otras imitando su pose en el Pont Neuf. Recorrí St Marcel y L’ Hospital hasta el Jardin des Plantes sólo porque él lo escribió así. Me fui a Budapest con la única intención de cruzar el Danubio y encontrar a la Lejana sobre el Puente de las cadenas. No puedo estar en un embotellamiento sin pensar en él. Fui a la Galería Güemes por ver si se parecía a la Vivienne y a la confitería London city para chequear que sigue igual a cuando él iba. Solo por él, el Pont des Arts es menos feo y Chivilcoy y Bolívar. Por él todas las tomas de escuela me remiten a la toma de la Universidad de Cuyo en el 45 y los paseos por el interior de Francia me hacen imaginar cómo habrá sido el viaje con Carol de Paris a Marsella del 82. Por él, la Biblioteca Saint Genevieve y los penosos estantes de mis libreros se cruzan. A él le debo parte de lo que leo, de lo que escribo, de lo que camino. A él le debo los disparates que todavía haré por él. 
    
               /adrianA  raíceS/

 

furia toc

para salar la herida

nadie huye de mí

mejor que yo

 

: Adriana Raíces :

 

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Hasta que entiendas que

Nada es tuyo

Casas

Cosas

Cazos

Brasas

Brazos

Vasos

Besos

 

Nada

 

*adrianA raíceS

Volver a casa
sólo por ver
qué queda de mí
y que la casa esté vacía

[adriana raíces]

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Llegó aplanada en mano de uva

Tenía bestias en los mapas

y encargaba camellos en el mercado

que pasaban por el ojo de una aguja

Gritaba con los dedos al viento:

“¡Belleza, belleza!”

mientras engullía piedras

una tras otra.

/adriana raíces/

no sabremos jamás qué dice el río
si es murmullo o silencio
si es palabra o ausencia
si habla del agua o del que se mira mirándose
de la seca sed
de la tos del que se ahoga
del salto brillante del pez

pero
¡ay, si pudiera sentarme junto a vos
a ver pasar el río!

                       / AdrianA RaíceS /

 

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